En las transacciones comerciales a crédito siempre hay una
incertidumbre de cobro –la posibilidad de resultar
definitivamente incobrable la operación comercial debido a
una insolvencia definitiva del comprador– de los créditos
concedidos a clientes o también –e igualmente importante–
que se produzca un
retraso en el pago por un cumplimiento tardío de la obligación
por parte del cliente. La demora en el pago y el consiguiente
retraso para la empresa proveedora en percibir la cantidad
correspondiente al débito, puede suponer la pérdida del
beneficio esperado en la operación comercial o una importante
disminución en la rentabilidad prevista.
Por
un lado las empresas deben saber elegir sabiamente a los
futuros clientes y controlar a sus clientes habituales si
quieren obtener una buena rentabilidad de sus capitales
invertidos en partidas de clientes. Por otro lado una política
de créditos excesivamente rigurosa frenará las ventas e
impedirá que la empresa alcance la cifra de negocios
adecuada.
La
elección de los clientes y el crédito que se les puede
conceder son decisiones importantes, puesto que la empresa
proveedora ha de intentar asegurar el buen fin de las
operaciones comerciales y conocer las utilidades producidas
por cada nueva transacción.
La
gestión integral del crédito a clientes –que constituye
sin lugar a dudas la parte más importante del realizable en
el activo de una empresa– es el área de gestión que es
responsabilidad exclusiva del credit management. El credit
management tiene asignada la importante misión de gestionar
adecuadamente las cuentas de clientes,
transformándolas en disponible y obteniendo una buena
rentabilidad.
El credit management es una función aún poco conocida en el
mundo empresarial, puesto que todavía no se ha implantado en
la mayoría de las pequeñas y medianas empresas. Únicamente
las grandes empresas (y no todas) y las compañías
multinacionales tienen implantados departamentos de credit
management dentro de sus estructuras.
Asimismo
la denominación de credit management sirve para identificar
una actividad que –bajo una nueva filosofía de gestión y
una moderna óptica empresarial– va más allá de la simple
gestión del riesgo comercial, ya que pretende conseguir una
convergencia de los intereses del departamento comercial con
los del departamento financiero y conseguir un objetivo común
a ambos: el aumento de los beneficios y el incremento de la
rentabilidad de la empresa.
Por lo tanto el credit management
es un concepto mucho
más amplio que la tradicional gestión de riesgos puesto que
supone una revolución en la cultura empresarial.
La
gestión tradicional del riesgo de crédito comercial se
limitaba a contabilizar las cuentas de clientes, a la gestión
de los medios de cobro y a perseguir los impagados una vez que
se habían producido.
El
enfoque puramente contable, estático y reactivo caracterizaba
a esta clase de gestión del crédito de clientes, la función
de créditos se limitaba a llevar las cuentas de clientes y a
recuperar los impagados que aparecían.
No
obstante se produjo cierta evolución en las funciones de crédito,
por lo que apareció el concepto de prevención y evaluación
del riesgo de crédito. En este caso con la incorporación de
esta nueva idea,
la función de crédito también analizaba y evaluaba el
riesgo de las operaciones comerciales y gestionaba el riesgo
de clientes. Sin embargo la óptica bajo la que se
desarrollaba la función de crédito comercial era básicamente
financiera y los criterios de tesorería –las cuentas de
clientes eran vistas solamente como una fuente de cash flow–
y de seguridad –no había que correr ningún riesgo con las
ventas a crédito– prevalecían sobre cualquier otro
aspecto. El departamento de riesgos comerciales estaba
claramente enmarcado dentro del área financiera, las políticas
de crédito eran excesivamente rigurosas y se aplicaban
criterios muy poco flexibles. En el fondo los clientes eran
considerados como morosos potenciales y los procedimientos de
gestión del riesgo dificultaban las ventas y entorpecían la
labor de los comerciales. El jefe de riesgos era para los
vendedores Don Severo Mataventas, un personaje siniestro que
ponía impedimentos en sus tareas y limitaba sus operaciones
con los clientes. Esta situación –como era lógico–
ocasionaba frecuentes enfrentamientos entre el departamento
financiero y el comercial puesto que este último consideraba
al servicio de gestión de créditos como un enemigo dentro de
la propia empresa y las disputas eran constantes.
La
nueva percepción del credit management moderno pretende
superar esta visión miope de la gestión del crédito
comercial, incorporando
un enfoque más comercial e introduciendo el concepto de
marketing en la función de crédito a clientes. El objetivo
final del credit management
es maximizar las ventas de la empresa pero garantizando el
buen fin de las mismas, por lo tanto debe favorecer la concesión
de créditos a clientes en lugar de obstaculizar las ventas.
El crédito es en realidad una herramienta para aumentar las
ventas y obtener mayores beneficios y debe ser utilizada de la
forma más adecuada.
El
credit management no pretende eliminar el riesgo de las
operaciones comerciales con aplazamientos de pago, sino
evaluarlo en su justa medida y aprobar las transacciones a crédito
conociendo y asumiendo el riesgo que suponen. El riesgo
derivado del crédito comercial no debe asustar a las
empresas, sino que debe ser considerado como un elemento que
gestionado adecuadamente produce importantes utilidades.
Por
lo tanto el departamento de credit management deja de ser un
servicio puramente financiero para ocupar un puesto de bisagra
entre las funciones comerciales y financieras. El credit
management ha de ser un gozne que facilite la convergencia de
los intereses del área comercial con los del área de
finanzas, por lo tanto ha de ser el departamento financiero
con la óptica más comercial.
El
credit management no quiere un aumento de las ventas a crédito
– y de las cuentas de clientes– por sí sólo, sino que el
crédito a clientes sea rentable para la compañía. Todas las
empresas que adquieren un bien de equipo hacen la inversión
con el objetivo de que ésta sea rentable. Para el credit
management la inversión en cuentas de clientes ha de
proporcionar rentabilidad a la empresa. . Las cuentas de
clientes forman parte de una masa en continuo movimiento y son
la fuente principal de los flujos financieros de la empresa,
por ello el credit management ha de gestionar esa parte del
activo circulante de forma activa y dinámica, controlando los
saldos vencidos y transformándolos en recursos líquidos.
Como todo director financiero sabe, la tesorería es el
combustible que impulsa a la empresa, y su gestión es
fundamental para la supervivencia de la misma, pero no hay que
olvidar que el credit management es la refinería que produce
diariamente el combustible que necesita la tesorería.
El
management moderno preconiza la importancia de los flujos de
caja en las empresas para asegurar su viabilidad, dando más
importancia al "cash flow" generado por las empresas
que al beneficio contable que obtienen las compañías
De
la misma forma que hace años se introdujo en las empresas el
concepto de stock cero, es decir minimizar las inversiones en
materias primas y componentes para la fabricación, el credit
management sirve para aplicar el principio de rebajar las
inversiones en créditos procedentes de las ventas de
productos o prestaciones de servicios. Dicha reducción no se
ha de conseguir disminuyendo las ventas a crédito sino
acelerando el proceso de cobros de los saldos vencidos de
clientes, disminuyendo el plazo medio de cobro, y minimizando
el riesgo de las operaciones a crédito de forma que el
porcentaje de créditos incobrables sea lo más bajo posible.
Por ello se debe controlar de cerca la evolución del DSO,
siglas de la expresión en inglés Days Sales Outstanding, que
traducido al español significa PMC, Período Medio de Cobro a
clientes, o sea cuantos días en promedio tarda una empresa en
cobrar una venta realizada a un cliente.
Para
ilustrar la utilidad del credit management y la importancia de
optimizar el DSO de las cuentas de clientes por cobrar, veamos
el caso de la empresa Manufacturas Iberoamericanas
S.A. que no
dispone de un experto en administración de créditos y
cobros. La sociedad tiene una cifra de ventas anual de
36.000.000 de unidades monetarias; por lo que su cifra diaria
de ventas en promedio es:
36.000.000
/ 360 = 100.000 unidades monetarias
En el
supuesto que el DSO (PMC) de la compañía sea de 80 días
–según los ratios obtenidos a partir del balance– el
saldo que Manufacturas Iberoamericanas
S.A. deberá
tener permanentemente invertido en cuentas de clientes por
cobrar es el correspondiente a 80 días de venta o sea en
unidades monetarias es de:
80 x
100.000 = 8.000.000 unidades monetarias
Por tanto
la sociedad Manufacturas Iberoamericanas
S.A. tiene
un volumen de crédito permanentemente otorgado al conjunto de
la clientela de 8.000.000 de unidades monetarias.
Por
consiguiente la empresa Manufacturas Iberoamericanas
S.A. necesita
tener 8.000.000 de unidades monetarias en recursos financieros
para sufragar su inversión en clientes, es decir la cuantía
de fondos que la compañía deberá tener
"inmovilizados" (aunque sea una masa patrimonial del
circulante) en el realizable a la espera de poderlos cobrar
será en promedio de 8.000.000 de unidades monetarias. Esto
implica tener recursos en el pasivo por el mismo importe de
8.000.000 de unidades monetarias; pasivo que se materializa
enteramente en créditos bancarios a corto plazo ya que la
empresa tiene muy poco fondo de maniobra y no puede financiar
sus ventas a crédito con capitales permanentes ni financiación
espontánea. En consecuencia la compañía tiene de forma
permanente una deuda bancaria de 8.000.000 de unidades
monetarias con la que puede sufragar sus ventas a crédito.
El costo
financiero anual de estos 8.000.000 de unidades monetarias que
tiene que soportar Manufacturas Iberoamericanas
S.A. –teniendo en cuenta que el interés medio
ponderado que ha de abonar a las entidades bancarias para
financiar su circulante es del 5% en términos anuales– es
de:
8.000.000 x
5% = 400.000 unidades monetarias
O sea que
solo el costo anual de financiar a los clientes representa
para la empresa 400.000 unidades monetarias de intereses.
Manufacturas
Iberoamericanas S.A.
con el fin de optimizar la gestión de su crédito de
clientes y reducir costos, contrata a un credit manager. El
nuevo credit manager empieza
haciendo un análisis comparativo de la situación. Lo primero
que hace es comparar el DSO (PMC) de la compañía con el DSO
del sector industrial al que pertenece. El resultado de la
comparación es que el credit manager constata que la sociedad
tiene un DSO 16 días superior a la media de su sector que es
de tan sólo 64 días. Consiguientemente el credit manager
decide fijar como
objetivo prioritario para el próximo año, igualar el DSO de
la empresa al DSO
medio del sector (es decir bajarlo a 64 días) y pone en
marcha un plan de actuaciones para conseguirlo.
Al cabo de
un año el credit manager mediante una buena gestión de créditos
y cobros y gracias a la aplicación de las técnicas adecuadas
de credit management, logra su objetivo
y el nuevo DSO (PMC) de la compañía pasa a ser de 64 días.
Hay que hacer notar que la cifra de ventas sigue siendo la
misma: 36.000.000 de unidades monetarias al año.
Así pues
vamos a ver la utilidad que ha supuesto para la compañía
reducir el DSO en 16 días, puesto que al reducir el DSO se
han conseguido liberar una parte importante de los 8.000.000
de unidades monetarias inmovilizados en los saldos de
clientes. Los fondos liberados al reducir el DSO en 16 días
son:
16 x
100.000 = 1.600.000 unidades monetarias
Por
consiguiente esto implica una optimización de los flujos de
tesorería de la empresa y además que el saldo permanente de
clientes pasa de ser de 8.000.000 de unidades monetarias a sólo
6.400.000.
O visto de
otra forma si el nuevo DSO es de 64 días, el saldo permanente
invertido en clientes es:
64 x
100.000 = 6.400.000 unidades monetarias
Así que el
nuevo costo financiero que tiene que soportar Manufacturas
Iberoamericanas S.A. es de:
6.400.000 x
5% = 320.000 unidades monetarias
Y
consecuentemente los costos financieros que representan estos
fondos liberados al 5% anual son:
1.600.000 x
5% = 80.000
unidades monetarias
Por
consiguiente el ahorro anual
de costos financieros que ha significado para
Manufacturas Iberoamericanas S.A.
la reducción del DSO en 16 días es de 80.000 unidades
monetarias, que se verán reflejados positivamente en la
cuenta de resultados de la compañía,
lo que demuestra la gran utilidad que tiene la gestión
del crédito de clientes para reducir costos y aumentar la
rentabilidad económica de las empresas.
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