“No se llega
al milagro de la semilla, la tierra y la siembra
por la simple afirmación; el milagro solo se alcanza
con la motivación y el trabajo” (Jim Rohn)
Uno de los desafíos más
difíciles de afrontar cuando se conduce un equipo de ventas,
un grupo de colaboradores en la empresa o inclusive la
proyección al entorno social y familiar,
es el de mantener un alto estado de motivación, esa
poderosa fuerza de la cual tanto se habla y tan poco se
conoce.
Creo que es importante y prioritario que se conozcan los
fundamentos, técnicas y modalidades, tanto de la automotivación
como la inspiración para ayudar a otras personas a que
potencien sus propios motivos o razones, y las pongan a
trabajar en su beneficio.
¿Las
personas…o los resultados?
La
enorme mayoría de los negocios, tanto sean emprendimientos
personales, pequeñas y medianas compañías, como así también
grandes proyectos empresariales, se asientan en dos pilares
imprescindibles:
-
Las personas y
-
Los resultados
Si los resultados son importantes, más lo son las personas,
por cuanto aquellos se conseguirán únicamente a través de
la gente. La
actividad de negocios en general se ha hecho tan compleja, que
para lograr la supervivencia y el desarrollo en los actuales
mercados, es preciso movilizar todos los días, la
inteligencia de todos los miembros de un equipo, estructura u
organización.
La gestión se basa cada vez en mayor medida en movilizar las
energías de todos mediante el estímulo y
la motivación. Ya
no es suficiente – yo afirmaría que es obsoleta – la
modalidad decido-mando-control. La empresa pagará el mínimo
imprescindible para que los colaboradores no abandonen su
trabajo, y los
empleados realizarán lo estrictamente necesario para no ser
despedidos. Les agrade o no, eso es justamente lo que está
ocurriendo en la mayoría de las empresas rígidas y
verticales.
Los
valores y principios
La vida de cada
uno de nosotros está guiada por una serie de creencias, muy
arraigadas, que son nuestros valores y principios. Los valores
no pueden catalogarse como buenos o como malos. Son la fuente
principal de nuestra motivación; son los que nos mueven a
actuar, algo así como el combustible detrás de nuestras
metas.
En el diccionario de la lenguas española el valor se define
como una “cualidad
del espíritu que mueve a acometer resueltamente grandes
empresas y a afrontar
todos los riesgos // fuerza, virtud, actividad o eficacia de
las cosas para producir
sus efectos”. En cuanto a los principios, dice el
mismo diccionario: “Base,
fundamento, origen, razón fundamental sobre la cual se
procede en cualquier materia”.
He
comenzado con el sistema de valores, porque cualquier meta u
objetivo que nos propongamos, si no están alineados y en
armonía con nuestros valores, no nos servirán como auténtica
motivación. Aún más, si las metas se contraponen con
nuestros valores podrían ser causantes de una enorme
insatisfacción una vez alcanzadas. Hay infinidad de casos
testigos de situaciones como la que comento en el párrafo
anterior: gente que consigue metas y no las disfruta porque no
llegan a satisfacerle, ¿recuerdan o reconocen algún caso…?
Motivaciones
Internas y Externas
La
motivación
intrínseca (interna) es esa fuerza interior
que se basa en nuestros valores personales y es muy fuerte,
duradera y satisfactoria. Nace desde dentro de nosotros mismos
y es independiente de cualquier premio o retribución
externos, teniendo su origen en los deseos más íntimos de
cada persona.
Son
los sueños más profundos que se transforman en metas y
objetivos. Esta forma de motivación es muy enérgica y
vigorosa y se mantiene en el tiempo, sin más necesidad que el
alimento de nuestros pensamientos permanentes trabajando sobre
ella, tanto en la visualización como en la práctica diaria.
La
motivación
extrínseca (externa) se
basa en factores externos, estimulantes pero temporarios, a
corto plazo, como pueden ser las recompensas, premios,
promociones a corto o mediano plazo. Las motivaciones externas
tienen un límite, un plazo y con el tiempo – si no son
renovadas – se desgastan. Debe innovarse permanentemente
para no saturar, para conservar su magia y atractivo. Sirven
como apoyaturas temporarias para potenciar los hitos hacia
nuestras grandes metas.
“Yo
puedo, tu puedes, él puede, nosotros podemos…”
El
hecho de formularse metas que no son propias, esforzarse para
satisfacer o agradar a otras personas, para cumplir mandatos
familiares o sociales, son también una categoría de motivación externa altamente
insatisfactoria y hasta – en algunos casos – causante de
alguna frustración.
Es
válido repetir lo dicho anteriormente: todo aquello que no
nace auténtica y genuinamente desde nuestros valores y sueños
más íntimos y profundos, no logrará motivarnos y
satisfacernos plenamente. No será una fuerza lo
suficientemente enérgica para impulsarnos a acometer
resueltamente la tarea de encontrar nuestra satisfacción y
plenitud personal.
Cuidado
también con prestar atención a las fórmulas facilistas y
demagógicas del recitado nada convincente del: “¡Tu
puedes…!”: “¡Fuerza, genio…!”; “Vamos, esfuérzate
que tu eres capaz…!”, y otras expresiones y frases
voluntaristas, repetidas como clichés, una y otra vez.
Pretender motivar sólo con esas frases de compromiso,
es desconocer que las personas actuamos movidas por razones
mucho más poderosas que cualquier expresión externa a
nuestros auténticos deseos.
¿Quién
motiva al motivador…?
Si
sus valores tienen que ver con los afectos, la lealtad, el
amor a la familia, la confianza, la amistad, el compromiso, el
buen nombre y la honradez, el bienestar emocional, la salud,
la libertad, el liderazgo, la ayuda a otras personas,
el crecimiento personal, la riqueza, la sabiduría, la
espiritualidad, la independencia, la seguridad económica y
tantos otros, será inútil cualquier emprendimiento que
acometa si va a contrapelo de aquellos valores, no armonizan
entre sí o están desalineados.
La
sumatoria del valor personal con el sueño o
deseo
consecuente, crea una fuerza in-des-truc-ti-ble.
Si, leyó bien:
Valores + Sueños = Fuerza
IN-DES-TRUC-TI-BLE.
Eso
es lo que motiva al motivador. Allí tiene origen
la automotivación. Esa
es la fuerza incontenible que lo hará saltar de la cama cada
mañana con bríos, ganas y energías suficientes de afrontar
entusiastamente cada jornada, en la seguridad que está
construyendo una vida plena, logrando sueños y obteniendo
metas satisfactorias.
Hay
además otro enorme factor de automotivación: cuando se
trasciende inspirando a otras personas para que se motiven y a
su vez luchen para cristalizar sus propios sueños.
Usted recibirá la devolución, gratificación y
agradecimiento de aquellos cuyas vidas llegó a tocar, estimulándolas
con sus palabras, con sus testimonios o con sus ejemplos.
“Yo
tengo un sueño…”
Cuando
el Dr. Martin Luhter King pronunció aquel célebre discurso
en su campaña para el logro de la ley por los derechos
civiles, que generó una enorme esfuerzo colectivo de
cooperación ¿qué fue lo que le impulsaba, sino un valor
esencial sumado al sueño que inmortalizó en la frase del epígrafe…?
En un
momento de su ajetreada campaña el Dr. Luther King afirmó
alguna vez: ”Cuando te propongas subir, no
es necesario ver el final de la escalera..… ¡comienza a
subir ya, no pierdas un instante!”.
Si
Usted posee un sueño respaldado por un valor personal
genuino…¿qué más tiene que esperar? Comience
inmediatamente y comprobará cómo la acción hará que crezca
su automotivación, en la medida que avanza hacia sus metas,
alcanzando niveles que le parecerán
increíbles, y además – como si aquello fuera poco
– podrá transmitir esa motivación a los miembros de su
equipo, de su entorno social o familiar, y a todos los
integrantes y colaboradores de su empresa. Le aseguro que los
resultados que obtenga le resultarán sorprendentes.
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