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Advertencia:
Lo que usted está a punto de leer es una leyenda urbana, y nunca
ha ocurrido. Sin embargo ¡nos gustó mucho la historia!. Hagamos
una cosa, léala, y más abajo le daremos más detalles de esta
leyenda urbana, que en algunos sitios de internet y newsletters
circula como si fuera cierta. |
Este caso comienza cuando en una
división de automóviles de la Pontiac de GM de los EUA se recibió un
curioso reclamo de un cliente. Y esto es lo que él escribió:
"Esta es la segunda vez que les
envío una carta y no los culpo por no responder. Puedo parecerles un
loco, pero el hecho es que tenemos una tradición en nuestra familia que
es el de tomar helado después de cenar. Repetimos este hábito todas las
noches, variando apenas el sabor del helado; y yo soy el encargado de ir a
comprarlos.
Recientemente compre un nuevo Pontiac y desde entonces las idas a la
heladería se han transformado en un problema. Siempre que compro helado
de vainilla, cuando me dispongo a regresar a casa, el auto no funciona. Si
compro cualquier otro sabor, el auto funciona normalmente. Pensarán que
estoy realmente loco y no importa que tan tonto pueda parecer mi reclamo,
el hecho es que estoy muy molesto con mi Pontiac modelo 99".
La carta generó tanta gracia entre el personal de
Pontiac que el presidente de la compañía acabó recibiendo una copia del
reclamo. Comprensiblemente él era escéptico acerca de la carta, pero
decidió enviar de todos modos a un ingeniero para que verifique el caso.
El ingeniero y el "demandante" – un hombre exitoso y dueño de
varios autos – fueron juntos a la heladería en el infeliz Pontiac. El
ingeniero sugirió sabor vainilla para verificar el reclamo; y el auto
efectivamente no funcionó.
El ingeniero regresó durante tres noches seguidas.
La primera noche el hombre eligió sabor chocolate.
El auto arrancó. La segunda noche eligió frutilla. El auto arrancó. La
tercera noche fue el turno del helado de vainilla...y el auto no
funcionó.
En este punto el ingeniero, un hombre lógico y racional, se resistía
a creer que el auto de este hombre tenía una suerte de alergia al helado
de vainilla. Decidió continuar con sus visitas hasta tanto encontrara una
solución al problema, y comenzó a tomar notas. Registraba todo tipo de
información, la hora del día, tipo de gasolina usada, horario de salida
desde la casa, de llegada a la heladería, del momento en que el hombre
tomaba el pote de helado de la exhibidora en el local, etc.
En poco tiempo tuvo una pista: El hombre demoraba menos tiempo en
comprar el helado de vainilla que el que tardaba en comprar cualquier otro
sabor. La respuesta estaba en el layout del local, en la
disposición de las heladeras exhibidoras de donde el hombre tomaba los
potes de helado.
El helado de vainilla, que era el sabor de mayor venta, estaba ubicado
separado de otros gustos, cerca de la entrada al local para facilitar a
los clientes un rápido auto servicio. Todos los otros sabores, estaban
conservados en otras heladeras, en el fondo del negocio, a una mayor
distancia,
y demandaba un tiempo considerablemente mayor poder encontrar el sabor
deseado, y luego pasar por el check out para pagarlo.
Ahora la pregunta para el ingeniero era porqué el auto no arrancaba
cuando el dueño demoraba menos tiempo. Una vez que el tiempo pasó
a ser el problema -y no el helado de vainilla- el ingeniero rápidamente
encontró la respuesta: como el tiempo de compra era muy
reducido en caso de la vainilla en comparación con el tiempo de otros
sabores, el motor no llegaba a enfriar. Con eso, los vapores del
combustible no se disipaban, impidiendo que un nuevo arranque del motor
fuese instantáneo.
A partir de ese episodio, el Pontiac cambió el sistema de alimentación
de combustible e introdujo una alteración en todos los modelos a partir
de la línea 99.
El autor de la reclamación obtuvo un carro nuevo, y
además de la corrección del coche que no funcionaba con el helado de
vainilla.
La GM distribuyó un comunicado interno, exigiendo que
sus empleados lleven en serio hasta las reclamaciones mas extrañas,
"porque puede ser que una gran innovación, este por detrás de un
helado de vainilla", dice el comunicado de GM.
Leyenda
urbana: La historia es buena, ¿no es cierto?, pero no
es real.
Esta historia está recorriendo internet en inglés, español, y
portugués, particularmente desde 1998.
Origen: Esta leyenda apareció impresa por primera vez en EEUU
en 1978 en la edición de junio de la revista Traffic Safety,
citando como fuente la revista Automotive Engineering.
Hay distintas versiones de la historia. En ocasiones el falso
cliente le reclama al dueño de la concesionaria, y en otras al
fabricante del auto.
El dueño de la concesionaria manda a un mecánico, y el
presidente de la fábrica a uno de sus ingenieros.
En las versiones más antiguas el sabor vainilla es el único que
requiere ser acondicionado y envuelto a mano por el empleado de la
heladería, lo que produce que demande un tiempo mayor su compra.
El sabor de helado causante del problema es en ocasiones vainilla,
y en otras pistacho.
Fuente: www.snopes.com , donde
podrán encontrar -en inglés-, catalogadas, explicadas, y
documentadas decenas de leyendas urbanas de los más diversos
temas.
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