La
picaresca fue un invento español del siglo XVI que permitía
a truhanes y gente sin escrúpulos vivir de los incautos. La
picaresca tuvo un gran auge a lo largo de los siglos y se
exportó a América con gran éxito. Pero en el siglo XXI la
picaresca se ha renovado, y los timadores cada vez utilizan métodos
más sofisticados, por lo que las empresas deben de estar
alerta y tomar precauciones.
Hace
algunas semanas saltó a los medios de comunicación en español
una curiosa noticia: la detención en España por la policía
de Cataluña de un conocido estafador,
apodado el “Rey del Nazareno”.
La
primera imagen que nos viene a la mente cuando oímos la
palabra Nazareno es la del penitente que en las procesiones de
Semana Santa va vestido con túnica, por lo general de color
morado, sin embargo esta palabra significa también un viejo
timo que consiste en conseguir gran cantidad de artículos,
por lo general de cierto valor intrínseco y de fácil
reventa, sin tener que pagarlos.
El
“Rey del Nazareno” es considerado como uno de los
timadores más importantes que existen en España, está
acusado de perpetrar una estafa
a varias empresas que podría superar el millón y
medio de euros.
Este
personaje es todo un maestro del timo, ya que acumula docenas
de detenciones por delitos similares. En su última fechoría,
este timador, que dirigía una banda perfectamente organizada
y con gran preparación,
logró estafar a un buen número de empresas
proveedoras que pertenecían a diferentes sectores de
actividad.
El
Nazareno es todo un clásico de la antología de los timos,
pero a pesar de su antigüedad, cada día hay empresas
que son estafadas mediante este fraude. Generalmente las víctimas
del timo del Nazareno son proveedores de artículos de fácil
venta, como suministradores de bebidas alcohólicas,
productores de embutidos, quesos y jamones, vendedores de
pequeños electrodomésticos, distribuidores de artículos de electrónica, fabricantes de
material informático, y cualquier empresa que comercialice
productos de cierto valor intrínseco que se puedan colocar fácilmente
en el mercado negro.
Los
especialistas en esta estafa suelen iniciar sus actividades
unos meses antes de Navidad, o de cualquier otra fecha en la
que sea previsible una gran demanda de ciertos artículos de
consumo.
El
“modus operandi” de los timadores es siempre el mismo; en
primer lugar crean una empresa con documentación falsa o
constituir una sociedad mercantil con personas marginales como
socios, y construir una pantalla para aparentar ser una
empresa legítima y solvente. En segundo lugar alquilar unos
almacenes en un punto estratégico y en tercer lugar contactar
con proveedores e iniciar relaciones comerciales aparentando
acreditada solvencia y buena liquidez. El timador suele tener
un aspecto impecable, lleva buenos trajes, conduce coches de
lujo, derrocha simpatía y buenos modales, y aparenta ser un
hombre de negocios experimentado.
El
estafador se gana la confianza del incauto al pagar los
primeros pedidos de mercancía religiosamente al contado,
luego una vez ganada la confianza del suministrador, efectúa
un pedido importante con el pretexto de que quiere hacer una
campaña comercial y solicita un pequeño aplazamiento para
abonar los artículos. Si el proveedor recela, el estafador le
convence gracias a un discurso creíble, y el incauto cae en
la trampa arrastrado por las ganas de lucrarse en un nuevo y
prometedor negocio. En ocasiones el estafador entrega a los
fabricantes cheques, pagarés o letras de cambio aceptadas y
avaladas al suministrador, e incluso les facilita fianzas
bancarias falsificadas para vencer cualquier
resistencia.
Esta
misma operación la repite con docenas de incautos, y una vez
entregadas las mercancías, el timador desaparece con todos
los artículos almacenados, que posteriormente revende en el
mercado negro por debajo del precio de mercado. Cuando los
proveedores hartos de no tener señales de vida de su nuevo
cliente, se presentan en el almacén del timador, se
encuentran con un local vacío y sin el menor rastro de sus
productos ni del comprador.
Los
timadores tienen la habilidad de generar confianza entre los
incautos, y consiguen que los proveedores sin apenas conocer a
su nuevo cliente, le envíen importantes pedidos. El exceso de
confianza y las ganas de hacer negocios con demasiada rapidez
son elementos favorables para este tipo de estafas, ya que los
timadores consiguen embaucar a los proveedores incautos haciéndoles
creer que juntos van a hacer muy buenos negocios.
Vale la pena decir que existen varias pistas para reconocer a
los “nazarenos”;
en primer lugar la mayoría de los fraudes son cometidos por
empresas recientemente constituidas o que legalmente no han
sido registradas. Por lo tanto hay que comprobar la antigüedad
real de la empresa solicitante y siempre hay que investigar a
fondo las
empresas con menos de un año de existencia.
Para
evitar este tipo de situaciones las
empresas proveedoras deberían solicitar informes investigados
de los nuevos clientes que aparecen de la noche a la mañana y
que no son conocidos en el sector.
Y
por último, si se quiere conocer el funcionamiento
del timo del Nazareno, vale la pena ver la película INCAUTOS;
film dirigido por Miguel Bardem, e interpretado
por los actores Federico Luppi, Ernesto Alterio y
Victoria Abril. Esta película explica con maestría
como se desarrolla esta modalidad de fraude a las
empresas proveedoras. En esta película, el gran actor
argentino Federico Luppi encarna a un estafador de
altos vuelos, que practica entre otras modalidades el
Nazareno; la verdad es que “Incautos” es la película
que mejor explica esta modalidad de estafa a las
empresas.
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