En
muchas ocasiones los directivos de las empresas al encontrarse
con problemas de
los impagados suelen encargar al personal del departamento de
ventas las gestiones de recobro. Para el recupero de los
impagados se han de tener en cuenta las siguientes
reglas en las que están los puntos clave para
conseguir la recuperación de las deudas comerciales a través
de una negociación adecuada.
1)
La empresa debe adoptar una estrategia pro-activa para
la gestión de impagados y no una estrategia meramente
reactiva que solamente actúa cuando el problema está encima
de la mesa
2)
Es preciso que la empresa tenga unas políticas
de recuperación bien definidas que marquen claramente lo que
hay que hacer en cada caso ante las diferentes situaciones de
impago que se puedan plantear
3)
Es necesario que existan procedimientos claros y
sistematizados de recuperación de impagados con “timings”
de actuación y asignación a personas como responsables de la
gestión
4)
Hay que unificar criterios, sistematizar y
homogeneizar el proceso de cobros estableciendo procesos estándar
de gestión
5)
Es imprescindible disponer de eficaces
herramientas informáticas de gestión de cobro que puedan a
la vez realizar un tratamiento sistemático de la masa de
deudores y hacer un seguimiento pormenorizado de cada
impagado, facilitando informes claros y precisos y conservando
el histórico de las acciones realizadas
6)
Es conveniente segmentar la cartera de impagados
basándose en criterios objetivos que permitan clasificar los
impagados en varias categorías según la tipología del
cliente –no actuar igual con un cliente antiguo que con uno
nuevo–, importe de la deuda, días de retraso, nivel real de
riesgo, número de impagados acumulados
7)
Hay
que priorizar los objetivos de las acciones de recobro
seleccionando los impagados en los que los resultados puedan
ser más rentables.
8)
Es muy importante actuar enseguida en caso de
impago, la gestión no debe demorarse ni un solo día, ya que
el tiempo es el peor enemigo del cobro y el mejor aliado del
moroso
9)
No
olvidar nunca la norma de que ningún impagado se soluciona
por si sólo, hay que descartar la práctica bastante habitual
de dejar reposar el crédito moroso en un cajón esperando que
se cobre espontáneamente.
10)
Hay que ser resolutivos con los impagados,
transmitiendo al deudor la
sensación de que lo estamos marcando constantemente. Esto no
implica ser agresivos con los deudores, es conveniente ser dinámicos
y ágiles dando la impresión de controlar la situación pero
nunca ser belicosos.
11)
El acreedor ha de ser siempre pragmático y debe
buscar un acuerdo negociado con el deudor para el cobro del
impagado, si no es posible cobrar la deuda en un único pago,
buscar una alternativa válida, aunque sea fraccionando la
deuda en varios plazos.
12)
En muchos casos la documentación que dispone el
acreedor para reclamar el pago
de la transacción comercial
se limita a una factura y a un albarán. Por lo tanto de forma
paralela a las gestiones de cobro, es conveniente conseguir un
reconocimiento de la deuda con el objetivo de reforzar la
calidad de la documentación que acredita los derechos del
acreedor.
13)
La insistencia y la gestión personalizada son
la mejor solución para un impagado, la visita al deudor y la
negociación directa llegan a cobrar el 99%
de las deudas comerciales
14)
La gestión de
impagados debe ser lo más rápida posible, las estadísticas
demuestran que si se actúa de forma resolutiva antes de 6
meses desde el vencimiento se puede recuperar el 95% de los
impagados
15)
Los litigios comerciales con los clientes que
bloquean el pago deben ser asimismo rápidamente solventados
dando una solución satisfactoria al cliente. En este caso el
cliente acaba pagando cuando se le arregla el litigio o
discusión comercial
16)
Todo impagado representa un coste para el
acreedor, por
consiguiente éste ha de resarcirse haciendo pagar al moroso
una indemnización de daños y perjuicios. Por este motivo se
deben cobrar intereses de demora al deudor y si es posible
repercutir los gastos de gestión y recobro.
17)
Las empresas deben tener un buen asesoramiento
jurídico y contar con un abogado que sea buen conocedor de la
empresa, al que hay que consultar en cuanto se detecte un
problema de tipo jurídico.
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